El murmullo del agua corriendo entre las piedras. El patio solariego, con su mecedora, sus pinturas a medio terminar, sus muñequitos de barro o de madera.
El sofá de la sala con una cobija tejida en vivos colores. La ventana en ángulo, justo en la cocina recién fregada, todo tranquilo y dispuesto para la siesta.
El olor de las sábanas planchadas, dobladas y guardadas con una pastilla de alcanfor, un ramito de lavanda o una astilla de canela. Un arcón antiguo, caballito balancín, la mesa de la cena, una jaula dormida en la ventana.
La tabla del medio con vasos a medio vaciar. Aquellas palabras que decían de una juventud desbocada, De un amor hasta la muerte, de un pensar, de un pensar
El libro que quedó abierto para siempre. Cuadros, tarjetas postales, cartas, fotografías, música, recortes de prensa Todo tiene un rostro, una voz que me habla desde adentro y que me dice adiós, nunca, ya no más.
(January, 2001)
The water’s murmur rushing through the rocks.
The sunny patio, with its rocking chair, its half-finished paintings, its wooden or clay figurines.
The living room sofa with a blanket woven in vivid colors.
The angled window, right by the just-cleaned kitchen, everything calm and ready for a nap.
The smell of the sheets ironed, folded and put away with camphor tablets, a branch of lavender or a cinnamon clove.
An ancient chest, a hobby horse, the dinning room table, a cage sleeping on the windowsill.
The board in the middle with the half empty glasses.
Those words that spoke of a loosed youth.
Of a love until death, of a thought, of a thought
The book that was left open forever.
Paintings, postcards, letters, photographs, music, newspaper clippings
Everything has a face, a voice that speaks to me from inside and tells me goodbye, never, no more.
Trad. Guillermo Parra
www.venepoetics.blogspot.com
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